20241019 Presentación

No deja de llover y quizás sea el momento perfecto para escribir el primer post de este blog.

Para quienes no me conozcáis, soy Miryam. Desde hace un tiempo vengo replanteándome mi uso de Internet, el papel de las redes sociales en mi vida y mi interacción con el siempre cambiante mundo tecnológico. La verdad es que he perdido las ganas de estar en Internet. Cada vez que me meto a Instagram siento que pierdo las ganas de hacer nada. Uso WhatsApp para hablar con familia y amigos pero también me cuesta cada vez más. Siento que no son interacciones significativas, por mucho que me lo pase bien y sea algo esencial en mis relaciones a distancia. Es muy fácil echarle la culpa a un mundo que ha cambiado drásticamente, pero la verdad es que yo también he cambiado.

En general creo que he cambiado para mejor, pero en cuanto a mi relación con Internet, he empeorado. Me he vuelto más perezose. Esto ha afectado a mis relaciones en el día a día. También ellas me dan más pereza. Me he vuelto más individualista. Me siento un poco como un organismo unicelular, incapaz de hacer, a merced de lo que vaya pasando. Esta es, por supuesto, una sensación que no es agradable para nadie. He intentado hacer algo. Dejé Twitter, pero necesitaba algo más radical. Necesitaba algo que me devolviese las ganas de ponerme delante del ordenador y relacionarme con el mundo virtual de una manera que me provocase satisfacción, y no desesperación.

Sigo trabajando en mi energía social, mi gestión del tiempo y mi desintoxicación progresiva de una Web 100.0 o por donde sea que vayamos que solo promueve el desinterés, la apatía y la inacción. Quizás no es posible que sea progresiva (pasarme a un dumbphone siempre es una tentación que tengo de fondo), pero eso es otro tema. Sigo planteándome nuevas maneras de cambiar para que Internet vuelva a ser una herramienta y mis relaciones sociales algo vivo y latente. Me cuesta encontrar un equilibrio —detrás del que, soy consciente, siempre estaré corriendo, pues el equilibrio nunca es duradero— entre mis obligaciones, mis necesidades y mis amistades. Me encuentro en constante cambio y no llevo muy bien los cambios, así que siento que eso drena toda mi energía. El tiempo se escurre constantemente entre mis dedos.

Sin embargo, estoy en un punto en el que tengo que aprovechar que me siento con mucha energía creativa. Por eso tuve la idea de hacer una web personal, como las que recuerdo de cuando empezaba a usar blogs, pero mejor. Algo 100% a mi medida, que cambiase como yo cambio y que me supusiese un trabajo interesante. De ahí nació Ciberpatio.

Tengo muchas intenciones y deseos en relación con este proyecto, pero parte del mismo es liberarme de esas expectativas externas, del Internet profesional, del impulso de venderse a uno mismo y presentarse como un producto ante los demás. Por tanto, no voy a comentar ninguna de mis intenciones, porque quiero conservar mi libertad de cambiar de opinión y de trabajar a mi ritmo. Lo que vaya apareciendo aparecerá. Tampoco puedo comprometerme a avisar siempre que actualice algo o añada algo nuevo. Ciberpatio será, simplemente, un pequeño sitio en la web donde encontrarme, volcar mi cabeza y compartir lo que sea con los demás.

Ojalá cada día más gente tuviese un rincón así, al que acceder cuando queramos, sin intermediación de los algoritmos, sin tener que aceptar cookies y sin tener que ver 10 anuncios por cada publicación de un amigo. Ese sería un Internet en el que me encantaría estar.