10 de mayo de 2025

El tiempo pasa

"Estábamos juntos en el mismo amor, en ese momento — durante años, no hicimos más que eso. Su belleza, sus llantos, mi fuerza, sus pasos, mis oraciones — estábamos juntos en el mismo amor. Su música, mis libros, mis retrasos, sus tardes a solas —estábamos juntos en el mismo amor. El aire en el rostro, el frío en las manos, sus olvidos, mis certezas, el cuerpo de Andre — estábamos juntos en el mismo amor. Así que juntos morimos —y, hasta el día en que me muera, juntos viviremos."
Emaús de Alessandro Baricco (Anagrama, p. 114)

Hace tiempo que no escribo nada por aquí, y no es por falta de ganas. Hará un mes pude dedicarle un poquito de tiempo a añadir alguna cosilla a la web pero, desde entonces, he estado bastante ausente. La tarea de abrir una sección de procesos se ríe de mí cada vez que miro mi agenda, un ítem repetido una y otra vez, mes tras mes, desde principios de año. Por no hablar de la nota que tengo en el escritorio del ordenador con todos los demás cambios que quiero hacer, pero diría que los procesos son más urgentes.

Últimamente siento mucho interés en el proceso creativo. Puede deberse a que encuentro mucha dificultad en empezar mis propios proyectos porque no sé abordarlos, y ayuda mucho ver cómo hacen otras personas. ¿Cómo empiezas un cómic? ¿Cómo empiezas un texto? ¿Cómo superas el punto en el que te parece horrible y un sinsentido que no merece el esfuerzo de ser terminado?

Para llevar a cabo mis proyectos creativos, este año estoy haciendo, cada mes, un bingo en el que coloco distintas cosas que me gustaría hacer. Lo llamo bingo creativo porque soy muy original. Mi meta es hacer al menos una línea en cada bingo mensual. Son de 3x3, por lo que equivale a realizar al menos tres proyectos al mes. No son muy ambiciosos, con frecuencia son partes de proyectos más grandes. En abril pude hacer dos líneas, pero estamos casi a mediados de mayo y aún no he hecho nada. Estuve de viaje y ahora no paro de estudiar. De todas formas, me he dado cuenta de que tiendo a hacer más en la segunda mitad del mes, probablemente porque me doy cuenta de que tengo que espabilar. Los meses que sé que no tendré mucho tiempo libre también intento ponerme las cosas fáciles.

No hacer nada creativo me pone triste. No estoy leyendo mucho, aunque tengo ganas de leer. Mientras estaba en Sevilla releí Emaús, de Alessandro Baricco, que leí por primera vez en 2016. Nueve años después, creo que aguanta el paso del tiempo y que se ha enlazado muy bien con algunos temas que me rondaban por la cabeza y el corazón. Por lo demás, empiezo a sentir el lastre que supone llevar mucho tiempo con los mismos libros y juegos empezados, me provoca el impulso de sacudirme como un perro mojado. Necesito dejar entrar aire nuevo a mi cabeza, pero también perseverar en la lectura y en el juego. Corro el peligro de encerrarme en libros cortos sin sustancia, juegos no narrativos, etc. y a mi cerebro le hace falta de todo, aunque por épocas. Creo que alargué demasiado esta época y ahora, bien entrada la primavera y el buen tiempo, mi cuerpo me pide inmediatez, mundo exterior y creación propia.

Una vez pase este sprint de estudio, necesito encontrar un nuevo equilibrio. A menudo me encuentro pensando en eso, casi todos los meses siento que mi rutina se tambalea y tengo que cambiarla para no caerme. Tengo que hacer espacio. Me da miedo el verano, con sus miles de planes, sus horas de sol, sus cielos azules, tantas tentaciones fuera de casa que resulta difícil concentrarse en nada. ¿Cómo puedo integrar la creación en mi vida, cuando mi vida ya no sucede entre cuatro paredes? ¿Cómo desarrollar, escribir, dibujar caminando, en la playa o con amigos, fuera del escritorio? ¿Cómo voy a superar los cambios bruscos que se vienen?