20 de enero de 2025
Empezar el año
Me apetecía hablar un poquito de proyectos y lecturas que me van a acompañar a principios de este 2025.
Las lecturas
Normalmente, enero es uno de los meses en los que más leo. El clima acompaña, no hay muchos planes aparte de estar en casa y me suele coincidir viajar a Sevilla y pasarme todo el día en la mesa camilla en mi pisito aclimatado a 13ºC 60% de humedad. Por eso me hace ilusión, a principios de cada año, planearme las lecturas que me apetecen este mes y cogerme una cantidad ingente de libros de la biblioteca. Al fin y al cabo, sé que más adelante —cuando haga calor, haya planes y encender la luz conlleve dejar entrar una cantidad intolerable de mosquitos a casa— leeré menos, así que tengo que empezar el año con buen pie.
El año pasado lo acabé leyendo un par de novelas interesantes. Membranas, de Chi Ta-wei, y releyendo Las mareas negras del cielo de Neon Yang. La saga del Tensorado, de la cual esta última novela que he mencionado es la primera entrega, ya me gustó mucho cuando la leí por primera vez, y me volvió a gustar esta vez. Para empezar 2025 me he releído las siguientes tres entregas de la saga, aunque siento que quizás he pasado por ellas demasiado rápido: Los hilos rojos de la fortuna, El descenso de los monstruos y El ascenso a lo divino. El primer libro lo leí en su traducción al castellano, que me gustó mucho. Lamentablemente no me dio tiempo a coger en la biblioteca el resto de entregas traducidas y tuve que volver a leerlas en inglés.
Antes de venirme a Sevilla cogí prestados en eBiblio El infinito en un junco y Los Escorpiones. Hacia finales de diciembre fui a la biblioteca buscando las últimas lecturas del año y, cómo no, me llamó la atención el tocho que tenían en la entrada de la biblio como recomendación. Ese tocho era Los Escorpiones y, como iba a viajar y no quería ir cargando en el tren con un libro de más de 800 páginas, cogí un par de libros más asequibles pero seguí pensando en él. Tenía pinta de ser mi mierda o de ser una mierda, sin término medio. Lo busqué en eBiblio y ahí estaba. Es lo que estoy leyendo actualmente y en dos días me leí más de un cuarto de libro, así que anteayer descansé un poco de lectura porque me estaba doliendo la cabeza de leer en el salón con la tele de fondo y con un enganche considerable a la novela. Cuando lo acabe me pondré con El infinito en un junco, que también tengo muchas ganas de leer.
A principios de este mes también me puse a leer, de casualidad, la primera novela de la saga Blackwater. Ni sabía mucho de qué iba ni pensaba que me fuese a cambiar la vida, pero quería ver qué era lo que estaba obsesionando a todo el mundo hasta el punto de que los libros estaban reservados, tanto en bibliotecas físicas como en eBiblio, hasta abril o mayo. Como coincidencia me lo encontré en la biblioteca de Pontevedra cuando fui a devolver otros libros y, aprovechando la increíble ocasión, me lo llevé a casa. Ahora no encuentro la segunda parte. Como imaginaba, no me ha cambiado la vida pero es fácil de leer y es entretenido. Algunas cosas no me gustan, pero quiero ver cómo sigue avanzando la historia.
Más a medio plazo, más allá de enero, tengo ganas de leer Piranesi. Ahora mismo me apetece leer fantasía, ciencia ficción, ese tipo de cosas, pero en cuanto vuelva a apetecerme un buen ensayo tengo muchísimas ganas de hincarle el diente a Ser cetáceo, que parece 100% que me cambiará la vida y también tiene un número de páginas considerable. Por otro lado, considerando que en 2023 leí La señora Dalloway y en 2024 Al faro, parece que este año toca por fin echarle mano a Las olas, de Virginia Woolf.
Los proyectos
A finales de noviembre terminé el taller de dibujo con tinta del Museo de Pontevedra, que fueron cuatro clases muy majas en las que aprendí mucho pero que, también, me generaron algo de presión. De las personas que estábamos en el taller yo era la única que había dibujado antes con tinta, con mayor o menor éxito, y todos esperaban que hiciese algo muy guay de mi proyecto final. Al final me agobió un poco y sentí que tenía que hacer algo al nivel, aunque esto estaba todo dentro de mi cabeza. Por eso no he terminado todavía el trabajo final del taller, así que me gustaría terminarlo de una vez este mes para poder pasar a otra cosa. Yo creo que estaba quedando bien pero estoy aprendiendo, como todo el mundo, y es constrictivo sentir que no puedes cometer errores cuando, en realidad, cualquier proceso artístico está repleto de ellos.
También en el ámbito del dibujo, me gustaría dejar hecho este mes un boceto del dibujo que le prometí a Fran por Reyes para poner en nuestro cuarto. Mi idea es hacer un dibujo a tinta y de un tamaño medio, que quede bien en una habitación. Tengo ideas de lo que hacer pero no quiero hablar de ellas, prefiero que se queden entre nosotros dos, al menos hasta que esté hecho.
Finalmente, la obsesión más actual de mi corazón, el tricot o punto a dos agujas. Tengo muchos planes, ahora que hace un año que aprendí a tricotar y me siento con algo más de soltura. Quiero acabar un gorro que empecé para Fran, que ya me queda poquito, y lo dejé en Galicia. Tendrá que ser a la vuelta. El mismo modelo lo estoy haciendo para mí en un verde muy bonito. También lo acabaré a principios de febrero más o menos, supongo. Me gustaría hacer unos calcetines con una lana que compré para hacer otros calentadores. Al final he decidido que quiero que los calentadores sean completamente negros. Con lana que me dieron en un taller de ganchillo (blasfemia), estoy haciéndome un bolso muy apañado de un color muy bonito. Todavía no he decidido si comprarle unas asas o si hacérselas con la misma lana, pero me da miedo que la lana se dé de sí.
Un poco más a largo plazo, creo que estaría muy bien tener un pasamontañas azul eléctrico, que es un color muy chulo y que me pega mucho. También un gorro rojo o rojo anaranjado y unos mitones a juego, para ponerme con mi chubasquero azul el próximo invierno y parecer Paddington 100%. Si entramos ya en marzo, seguramente deje esos proyectos para más entrado el verano y en marzo me gustaría ponerme con alguna cosa de entretiempo o verano, para poder usarlos toda la temporada. Así, haré las cosas de invierno en agosto y podré tenerlas a tiempo.
Esto es todo de todo, me parece a mí. Un abrazo y hasta la próxima. ♥