02 de enero de 2025
Las cositas de 2024 (o no)
"Para Shevek el retorno sería tan importante como la partida. Partir no era suficiente, o lo era solo a medias: necesitaba volver. [...] Nunca navegarás dos veces por el mismo río, ni volverás jamás al mismo punto de partida. Shevek lo sabía bien, ese principio era la base de su concepción del mundo. [...] Puedes volver al punto de partida, postula la Teoría Temporal General, siempre y cuando comprendas que el punto de partida es un lugar en el que nunca has estado."
— Los Desposeídos de Úrsula K. Le Guin (Minotauro, p. 75)
Este año ha sido un poco raro. Tan raro que se siente extraño que no sean ya las cositas de 2025. Algo en mi cabeza quiere saltárselo, aunque no haya sido un mal año per se. Creo que simplemente ha sido un año un poco vacío, porque lo más característico de él han sido burocracias, procesos, exámenes y certificaciones. No dejo de sentir orgullo por algunas cosas que he conseguido. Es solo que este año me da la sensación, después de tanto trámite, de ser también un trámite para llegar al 2025. Claro que siempre es fácil caer en el "pronto empezaré a vivir". Y entonces, ¿qué habría estado haciendo hasta ahora?
Paro ya con los preámbulos, antes de que esto empiece a parecer una receta —aunque aviso ya de que esto va a ser un post largo, como pasa a menudo cuando se intenta condensar un año entero. La cosa es que —como puede que ya sepáis— desde hace un par de años hago un pequeño collage de libros, juegos, etc. que marcaron mi año o que condensan su esencia o la de alguna etapa de este de alguna manera: las "cositas" del año. Sin embargo, llevo pensando un tiempo en las cositas de 2024 y no me cae bien el concepto.
Por un lado, no siento que haya muchas cosas que representen este año, precisamente por ese carácter frío y de oficina que me tiene. No significa que no hayan pasado cosas espléndidas o que no haya encontrado arte que me haya encantado. Solo que nada encaja como encajaba en otros años. Por otra parte, cada vez siento más cinismo hacia la condensación de gustos o personalidad en una imagen con datos y estadísticas. Me gustan las estadísticas puestas bonitas como a cualquiera, pero si me planteo de dónde viene ese gusto no me llega a convencer del todo. Por eso, este año he pensado que estaría mejor hablar solo de tres o cuatro "cositas" pero darles más contexto que una simple imagen de la que se deduzca que magustao y ya está. A veces algo está en el compendio del año sin que necesariamente me haya encantado y me gustaría explicar por qué.
Sin más dilación, que comiencen las cositas (en orden estrictamente cronológico).
La trilogía de The Broken Earth, de N.K. Jemisin (relectura)
Este año releí bastantes libros que disfruté por primera vez alrededor de 2017 o 2018. Me daba curiosidad ver si me seguían gustando o si no eran para tanto. La realidad es que a veces te gusta tanto algo la primera vez que, años después, te puede parecer imposible que fuese realmente tan bueno. No es el caso de estos tres libros, que no solo me gustaron más que la primera vez que los leí, sino que pude extraer mucho más significado de ellos. En la primera lectura los entendí, pero no era capaz de poner en palabras qué era lo que me gustaba tanto. Esta vez he podido verbalizar en mis notas esos temas subyacentes que vertebran la trilogía, como el amor, el trauma o la relación entre la humanidad y el progreso. Una obra titánica que trata asuntos igual de colosales de una manera compleja, hermosa y cruda, y nos invita a pensar sobre el precio a pagar por un mundo mejor.
Los Desposeídos, de Ursula K. Le Guin (relectura)
Otra relectura. En febrero me apeteció volver a afrontar este libro, que leí por primera vez hace ya bastante, y no puedo alegrarme más de haberlo hecho. Fue mi segundo libro de Le Guin, allá por 2018, y creo que no lo entendí del todo en su momento. O, al menos, no me caló tanto. Casi no recordaba nada de la historia, pero esta vez tengo la certeza de que no lo olvidaré en mucho tiempo. Estuve por lo menos un mes pensando diariamente en él. Me quito el sombrero ante la habilidad de Le Guin para plantear contextos, personajes y reflexiones complejos y tridimensionales. Estoy deseando leer más de sus libros, pero voy poco a poco para poder procesar y disfrutar todo. Un libro un poco denso pero increíble, del que pude sacar más profundidad que la primera vez que lo leí. Este año también releí La mano izquierda de la oscuridad, pero creo que Los Desposeídos es mi favorito de los dos, aunque ambos siguen siendo de actualidad a mi parecer.
Orlando, de Virginia Woolf (relectura)
No creo que sorprenda a nadie que Virginia Woolf sea de mis escritoras favoritas, porque es fantástica y mucha gente se sentirá igual. A finales de 2023 pude ver una proyección de Orlando, mi biografía política, el documental de Paul B. Preciado que bebe mucho, como indica su título, de esta novela de Woolf. Así que me dio ganas de releerla y, en cuanto pude subírmela de Sevilla, le hinqué el diente. Esta obra es increíble, está llena de vida, de humor, de amor. Me gustó incluso más que la primera vez que la leí, me encantó redescubrir detalles que había olvidado. Hay algunas creaciones que simplemente resuenan de otra manera para cada persona, que sintonizan perfectamente la vibración en la que sentimos y vemos el mundo. Para mí, Orlando forma parte de ese arte que me apoya, me abraza y me anima.
O bico da serea, de Uxía Larrosa y Luis Yang
Este abril me presenté a un concurso de cómic y quedé en segundo puesto. Una de las cosas que más feliz me hacen de este año, ya que nunca había hecho un cómic aparte de los hourlies de cada año. Es decir, nada planeado con antelación. Siento que tengo mucho que agradecer a O bico da serea por esto, ya que me inspiró mucho para dibujar y crear. Me encantaría poder releerlo, porque ya me queda algo lejos, pero puedo ver su influencia en mis dibujos de esos meses. La historia me resultó muy cautivadora pero, sobre todo, el estilo de dibujo me encantó. Creo que ambas cosas se dan la mano para hacer de este cómic algo excelente.
Solo Postres, de Ramper
Pasear a la mañana bajo el cielo postapocalíptico de Pontevedra un 19 de septiembre escuchando este álbum fue uno de los momentos más memorables de este año para mí. El sol naranja neón, brillante contra un cielo lleno de humo, el telón de fondo perfecto para los sentimientos que me levantó esta música. Como pasear por el campo al anochecer, la niebla cayendo y los árboles desdibujándose. Como esperar un bus en medio de la nada en invierno, guantes puestos pero las manos igual de frías, nubes saliendo de tus labios. ¿Cómo definir una nueva emoción? Realmente no puedo decir nada que le haga justicia, así que me guardaré para mí lo que no sé explicar. Simplemente me alegro de que por fin haya un catalizador para conectar con esta parte de mi corazón.
"¿Qué era aquello, qué quería decir? ¿Es que las cosas pueden alargar la mano y asirnos así? ¿Pueden herir el cuchillo, agarrar el puño? ¿No había manera de ponerse a salvo, de aprenderse de memoria las añagazas del mundo¿ ¿No iba a haber guías ni refugios, es que todo iba a ser siempre como un milagro, como saltar al vacío desde lo alto de una torre? ¿Era posible que a tal cosa se redujera la vida, incluso para la gente madura, a algo tan desconcertante, insólito y desconocido? Por unos instantes, tuvo la sensación de que, si ahora ambos se pusieran aquí de pie, aquí en este prado, y empezaran a pedir explicaciones de por qué la vida es tan corta y tan incomprensible, con energía, [...] entonces se desplegaría la belleza, se volvería a colmar aquel espacio vacío y todos aquellos arabescos recobrarían su forma."
— Al faro de Virginia Woolf (Edhasa, p. 156)
La verdad es que este año he releído mucho. Me hace pensar si este año ha sido un trámite o si lo he hecho yo un trámite por mi estado mental. Tengo planes para tener un 2025 un poco más novedoso y creativo y arriesgado, pero ahora me duele la cabeza, tengo los horarios de sueño descontrolados y quiero tomarme una infusión tranquilamente viendo alguna serie. Una cosa que escribí en mi diario el 31 de diciembre que creo que es cierta es que el tema de este año ha sido, simplemente, la vida. La vida como es muchas veces: monótona, rutinaria, pesada. También me he sentido personalmente más del lado de la apatía que otros años, con más cansancio y menos disposición a la felicidad y el disfrute. O a lo mejor lo veo ahora así. No creo que todo el año haya sido de esa manera.
Es tan raro pasar de estar al final de una etapa a estar al principio de otra. De un día para otro, en pocos segundos. A finales de diciembre te puedes permitir el cansancio y el desgaste, pero, de repente, estás a 1 de enero y tienes que hacer cosas otra vez, animarte otra vez, plantearte propósitos. En realidad, nada ha cambiado. Otra vez se pasa el día y no he podido hacer todo lo que quería hacer.
Nos leemos pronto. ♥
Más cositas
Que no escriba sobre ellas no significa que me hayan gustado menos, es que estoy hasta el moño y quiero irme a merendar.